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Me llamo Mireya y tengo doce años; aunque por la altura se dice que tengo catorce. Soy una persona alegre, ordenada y nerviosa, tanto que mis padres me dicen que no debería preocuparme tanto por las cosas.

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Yo soy de talla alta, mido 1,70m y a veces me llaman, cariñosamente, “jirafilla”. Soy delgada y atlética, ya que me encanta hacer deporte.

Tengo la cara ovalada y dulce, igual que un huevo de chocolate, mi frente es estrecha, con una pequeña marca en el centro, a causa de la varicela. Mis ojos son grandes y marrones y observan todo lo que quieren. Mi nariz es chata y mediana, encima de una boca grande y educada cuando tiene que hablar, dispuesta a comer todo lo que le pongan delante, con unos labios gruesos, parecidos a dos regalices rojos, que esconden unos dientes alineados. Mis mejillas, muy bien dibujadas y mis orejas son redondas y cubiertas por una marea abundante de pelo castaño claro y largo. Tengo unas manos ágiles y rápidas que se mueven descontroladas cuando estoy nerviosa y unas piernas largas y firmes.

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Me gusta jugar al pádel y también hago baile, que son mis deportes favoritos. Cantar, la música, la playa, el cine, salir con mis amigas, ir a comprar ropa, comer y cocinar son otras de mis grandes aficiones.

Jugar con los niños pequeños, como mi prima de tres años, forman parte de mis grandes entretenimientos.